Viene de Parte II
AP consiguió que una de las productoras más interesantes de nuestro país, se interesase en nuestro proyecto. Y durante tres meses tuvimos varias entrevistas con ellos. La idea les apasionó, y decidieron formar parte de ello para programar en uno de los teatros que gestionaban.
La persona que se encargaba de nuestro proyecto pronto empezó a involucrarse en el proceso creativo y comenzó a aportar su visión , y empezó a tener voz en el proceso creativo. Empezó a convencernos de hacer una Bernarda Alba actual, del siglo21, blanca llena de luz y con cierto aspecto "jipié actual". En realidad, Bernarda estaba dejando de ser lo que yo como creadora veía, sino lo que la productora quería ver, o vender quizá.
Bernarda Alba empezaba a ser perfilada sin darnos cuenta, como una mujer "progre", y aquello empezó a dejarme de gustar y a sentir incómoda, pues en el fondo, algo me decía, que no iba bien. Empecé a darme cuenta de que mis ideas estaban lejos de las suyas, y aquello empezó a crear distancia.
Consulté a NT sobre esa Bernarda blanca, "progre", jipié, y NT puso el grito en el cielo. Me escribió un artículo explicándome la intención de Federico, y me di cuenta de que aquella Bernarda estaba lejos de la intención del autor. Federico perfiló una Bernarda Alba negra, autoritaria y dictadora, para nada progresista y libertaria. Y me abrió los ojos a no usar el nombre de Federico en vano, como fantasías o caprichos, procedentes de la falta de investigación sobre la intención del autor, o el verdadero interés de alguien, comercial quizá, bajo mi nombre. Me aconsejó que me alejase de esa visión, que lo que hiciese proviniese del estudio y el buen hacer y no de un producto comercial. Quizá tuviese éxito , pero en realidad, todos aquellos amantes de Lorca, estarían desacuerdo en aquella visión que procedía de un antojo con fines comerciales, en los que los que a los beneficiarios, no les importaba el prestigio ni mío, ni de AP y por supuesto tampoco la intención y obra de Federico.
La distancia empezó a hacerse mayor entre la prestigiosa productora y nosotras, y poco a poco fuimos perdiendo el contacto y la gran ocasión que suponía.
Ahora, lo veo en la distancia, y aquella desilusión hizo, que me centrase más en la obra que iba a representar, intentando entender la razón por la que el autor la había escrito. Desde luego, el estudio de Bernarda Alba me ha llevado lejos de aquel primer boceto.
Perdí una oportunidad de hacer una obra para grandes masas, para público fácil, pero, gané la oportunidad de ser una persona respetuosa y aprendí a trabajar con rigor. Dignidad se llama, y aunque dicen que todo el mundo tiene un precio, desde luego el mío no fue triunfar usando el nombre de Federico García Lorca en vano, ni hacer una fantasía para mi propio beneficio. No ganamos fama, pero no perdimos decoro. Ganamos y quedaron reforzadas la integridad y el espíritu indomable, principios que poseen las personas verdaderamente humanas.
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